Por: Anne Sugar

Ha empezado un nuevo trabajo y se siente muy bien con la función. Sin embargo, con el tiempo, se da cuenta de que usted y su gerente no están en sintonía. Luego descubre que, en lugar de abordar el tema directamente, su jefe ha estado expresándole a otros en la oficina su desagrado y decepción general con el desempeño que ofrece usted.

Usted piensa: “¿Soy el problema o todos los directivos son así?”

El verdadero problema es que su gerente está siendo pasivo-agresivo.

Si se encuentra lidiando con este comportamiento, he aquí algunas maneras de ayudarlo a navegar la relación.

1. ANALICE SUS COMUNICACIONES.

Pregúntese a usted mismo: ¿Mi jefe está siendo pasivo-agresivo a propósito o podría estar malinterpretando nuestras conversaciones?

Mantenga como referencia un registro de sus interacciones importantes y pregunte a un asesor o compañero de confianza si su experiencia ha sido similar. Si no es así, entonces profundice. Por ejemplo, si su jefe actúa despectivamente hacia usted en una reunión, podría preguntarle a un compañero: “¿Qué te parecieron mis interacciones con nuestro jefe en esa reunión? ¿Notaste algo tenso o inusual?” Vea si hay una coincidencia entre lo que ha observado y lo que describe su colega.

2. APÓYESE EN SU RED.

Es fácil dudar de sí mismo y creer que está inventando desaires. De este modo, el comportamiento pasivo-agresivo se sobrepone un poco con el gaslighting.

Las personas fuera de su organización podrán ofrecerle una perspectiva fresca e imparcial, apoyo emocional e incluso consejos sabios sobre cómo tratar con su jefe.

3. PONGA TODO POR ESCRITO.

Si, por ejemplo, su jefe está siendo vago sobre una línea de tiempo o detalles del proyecto durante una conversación, deles seguimiento a través de correo electrónico para asegurarse de que usted tiene una comprensión clara de sus expectativas. Si más adelante su gerente intenta darle una calificación negativa o hacerlo quedar mal con un colega, usted tendrá pruebas de sus esfuerzos, su interacción y los objetivos que acordaron inicialmente.

4. NO RECURRA AL CHISME.

Esto probablemente será contraproducente; su gerente, eventualmente, lo descubrirá. Además, puede ganarse una mala reputación con otros colegas y líderes de toda la organización.

Incluso si su jefe se dedica al chisme a sus espaldas, usted no se rebaje a su nivel.

5. HAGA MÁS CONEXIONES INTERNAMENTE.

Si desea cambiar de equipo o departamento, ampliar su red interna es una buena forma de empezar. Pídale reunirse para tomar un café a las personas en los equipos y roles que le interesan, y muestre un interés genuino en su trabajo. Si surge una oportunidad más adelante, tendrá una “entrada” inmediata.

También animo a mis clientes a unirse a las iniciativas departamentales y de la empresa que les ayudarán a ganar tracción, aprender sobre nuevas oportunidades y construir relaciones.

6. NUTRA INTERESES EXTERNOS.

Tener un mal jefe le va a pasar factura en su bienestar mental, físico y emocional. Aparte un amplio tiempo de descanso y recuperación fuera del trabajo.

Una forma de hacerlo es priorizando las aficiones que le brinden alegría o sentido de propósito.

7. SEPA CUÁNDO ES EL MOMENTO DE IRSE.

He aquí algunas señales:

— Su trabajo importante no se está haciendo porque está demasiado ocupado gestionando interacciones.

— Tu trabajo le genera un estrés y miedo que se filtran en otras áreas de su vida.

— Ha dejado de aprender porque solo está enfocado en manejar el comportamiento de su jefe.

— No hay oportunidades de transferencia a un nuevo departamento.

— Estás experimentando agotamiento.

Recuerde priorizar su salud, metas y carrera, en lugar de aplacar a un jefe con malas habilidades de comunicación. Asegúrese de que está haciendo lo que necesita para avanzar en este rol, o en otro.