
¿Cómo la IA puede ayudar a los doctores a reducir la mortalidad materna?
Por: Cesar Padilla, Gillian Abir, Mark Zakowski y Brendan Carvalho
Los Estados Unidos tienen la tasa de mortalidad materna más alta de todos los países de altos ingresos. En comparación con las mujeres de Canadá y Francia, las mujeres de Estados Unidos tienen el doble de probabilidades de morir por complicaciones del parto. Esta crisis es especialmente pronunciada en las poblaciones étnica y racialmente minoritarias: Las mujeres afroamericanas y nativas americanas tienen muchas más probabilidades de perecer por complicaciones relacionadas con el embarazo que sus contrapartes blancas y tienen más probabilidades de sufrir morbilidad materna grave debido a hemorragia posparto, trastornos hipertensivos y sepsis.
Sin embargo, los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades sugieren que aproximadamente 60% de las muertes maternas son prevenibles. Una estrategia prometedora para reducir las muertes y las complicaciones del parto incluye:
— Utilizar historiales médicos electrónicos e inteligencia artificial para predecir qué mujeres embarazadas corren un alto riesgo de sufrir complicaciones durante el parto.
— Utilizar la tecnología digital para supervisar mejor a las pacientes durante su embarazo y mejorar su acceso a la atención tanto rutinaria como aguda (es decir, una atención más especializada y más frecuente) durante su embarazo.
— Seguir las directrices del American College of Obstetricians and Gynecologists y derivar a las mujeres embarazadas a hospitales que ofrecen mayores niveles de atención materna.
Esta estrategia no solo mejoraría los resultados, también reduciría significativamente los costos médicos. El costo del cuidado de la morbilidad materna severa es tres veces mayor que el de un parto sin complicaciones.
Una infraestructura tecnológica sólida, que permita supervisión remota y las consultas con médicos virtuales, puede darle acceso (tanto antes como después del nacimiento) a la atención médica rutinaria y aguda a las personas que viven lejos de un centro médico importante. (Una gran proporción de la mortalidad materna ocurre fuera del parto y del entorno hospitalario.) Los estudios muestran que, con la ayuda de dispositivos digitales de monitoreo, los pacientes tienen más probabilidades de modificar su comportamiento, dar seguimiento y adherirse a los planes de tratamiento.
Uno de esos dispositivos es el Apple Watch, que puede usar una aplicación integrada de electrocardiograma para evaluar la salud cardiovascular. (Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muertes relacionadas con el embarazo en Estados Unidos.) También se puede usar un Apple Watch y un iPhone, conectados a un dispositivo de presión arterial de terceros validado médicamente, para monitorear a mujeres con preeclampsia, una de las principales causas de mortalidad materna.
Sin embargo, hay que hacer mucho más para garantizar que las mujeres de todos los estratos socioeconómicos tengan igual acceso a esas tecnologías. De hecho, a principios de 2021, los CEOs de grandes compañías estadounidenses le pidieron al presidente Biden que ayudara a abordar las crecientes disparidades tecnológicas entre las poblaciones de bajos ingresos, en su mayoría afroamericanos y latinos, tomando varias medidas, incluyendo dar a toda la población estadounidense acceso de banda ancha a internet, crear una ley federal de privacidad uniforme y amigable para las empresas, fortalecer la ciberseguridad, tomar un papel principal en la creación de acuerdos de comercio digital y establecer estándares globales de políticas de datos y tecnología.
Al asociarse con los gobiernos federal y estatales, los centros médicos universitarios, los grandes sistemas de salud y los médicos-científicos, las empresas de tecnología pueden ayudar a desarrollar y financiar tecnologías de IA y vigilancia y asegurar que los hospitales más pequeños y los sistemas de salud que sirven a las comunidades más pobres tengan acceso a estas tecnologías. Juntos, estos actores pueden crear una infraestructura y procesos que reduzcan en gran medida la tasa de mortalidad materna en Estados Unidos.
Cesar Padilla, Gillian Abir, Mark Zakowski y Brendan Carvalho
Cesar Padilla es un profesor asistente clínico en el Department of Anesthesiology, Perioperative and Pain Medicine de la Stanford University School of Medicine, donde Gillian Abir es profesora clínica y Brendan Carvalho es jefe de anestesia obstétrica. Mark Zakowski es profesor de anestesiología en el Cedars-Sinai Medical Center.
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